Raro, raro, raro...




Así ha sido mi día de hoy: raro, rarísimo. Ni bueno ni malo; R A R O.


Me he levantado con buen ánimo; he ido a caminar más de una hora (he estrenado mi chisme nuevo, el cuentapasos ese que me compré la otra vez), y al volver he estado haciendo como una hora mi rutina de pesas. Luego un duchazo fresquito, me he ido a por los niños al colegio, les he alimentado como buena madre que soy y me he sentado a tomar yo un café y un yogurt como mi comida, frente al pc. Nunca como en la mesa, como de pie, y sóla preferiblemente. Ya "éstos" (los hombres de la casa, vamos), están acostumbrados; siempre tengo alguna excusa y ya de hecho se sorprenden cuando me ven haciéndome un hueco para sentarme con ellos... "ah, pero es que hoy vas a comer con nosotros?".


Todo bien, ajá, hasta que los niños me preguntan ávidamente si voy a bajarme con ellos por la tarde a la piscina. Y es que en nuestra comunidad de vecinos aún no la han abierto porque no hay socorrista contratado todavía, pero desde este finde que ha hecho tantísimo calor, pues los vecinos más intrépidos se han ido "colando" (saltando la verja). Yo, el domingo como ya sabéis, fui una más de las ilegales bañistas... Entonces, la cuestión es que como la piscina no tiene socorrista, pues yo no dejo bajar a mis hijos si no estamos mi súbdito o yo presentes; aunque no son pequeños y aunque los dos sepan nadar (bueno, el nano sigue escayolado así que nadar, no puede), y como pues cualquier cosa puede pasar, nunca se sabe, así que sin un adulto que se haga responsable, no bajan. Y claro, con este calor de la hostia, pues ellos quieren bajar y me preguntan si les acompañaba... Y les digo que si, que claro, que yo así aprovecho y me tuesto al sol.


JA.


Hasta ahí, bien, ¿verdad? Pero entonces, a mí no se me ocurre hacer otra cosa que irme a "probar" mis 367 bikinis, los que por supuesto ya me he probado 897 veces (más o menos hasta ahora). Y entonces empezaba la conocida retahíla: "este me aplasta las tetas, este me queda grande, este me queda horroso..." y así, hasta que me puse uno que "podía" dar la talla esa tarde. Sin embargo, en un intento por superarme a mi misma, en esta ocasión, fui a más: me los ponía y me tumbaba en el suelo, frente al espejo enoooooorme de mi habitación, y adoptaba todas las posturas imaginables que se supone adoptaría estando en la piscina tomando el sol: date la vuelta, agáchate, levántate, acuéstate, ahora haz esto, ahora haz aquello...


JA.


¿Resultado? Me he ido corriendo al baño, me he sentado en el wc (con la tapa puesta, coño) y, con la cara entre mis manos, me he puesto a llorar como si se me hubiera muerto mi primer pez o mi primera tortuga o mi primer hámster. No lloraba de rabia; lloraba de puro dolor, porque al hacer las figuritas en el suelo, frente a aquel enorme espejo, ví "cosas" que no había visto antes. O, al menos, ciertas "cosas" que no había detectado HASTA HOY. Y en ese estado me ha encontrado mi súbdito cuando ha regresado del curro: sentada en el wc (con la tapa puesta, joder), y llorando como una niña pequeña...


Por supuesto que no he comido (la sóla idea de comer me produce arcadas del asco que sentí con lo que ví esta tarde), y por supuesto que me bajé a la piscina. Pero hoy hice de "mujer estatua": me quité el vestido ya sentada en la toalla, tomé el sol en las posturas que ya había practicado previamente y, pese a que me estaba cocinando viva (me imaginaba a mi hígado amorcillado), no fui capaz de levantar el culo sino para darme la vuelta como una salchicha humana, con todo el cuidado del mundo de no hacer bailar excesivamente la gelatina que es toda mi anatomía. Cuando ya no aguantaba ni un segundo más, lentamente y con estudiado cuidado otra vez, desde la posición de "sentada" me volví a enfundar el vestidín y así, colorín colorado, es la historia de cómo tomar el sol sin ser vista de pie nunca jamás.


Al final de la tarde mi día mejoró considerablemente, ya que me subí, me duché y me fui andando a casa de una amiga a tomar un café, enfundada en unos vaqueros blancos y una camiseta de cuello halter que deja toda la espalda al aire, y es cortita así que iba exhibiendo mi vientre plano y mi piercing alegremente, ya que es lo único por ahora que puedo exhibir: mi espalda marcada y mi puto vientre. Total, que hemos pasado tres horas riéndonos de nosotras mismas, comparando michelines, midiéndonos los niveles celulitosos; ella muerta de la envidia porque tengo el vientre plano y duro, yo muerta de la envidia porque ya quisiera tener sus tetas... En fin. Ha sido un rato de desahogo, con alguien que siente más o menos de la misma manera que tú, pero en clave de humor. Nos hemos reído tanto que estoy cansada y todo, jejeje. Pero ha sido bastante curativo, la verdad.


Comienzo a estar ligeramente morena y eso me mola. Pero no sé cuánto tiempo pasará hasta que supere lo que he visto/descubierto en mi cuerpecito, con horror, esta tarde. Os explico muy brevemente: yo siempre me he sentido ultra orgullosa de mis piernas; son lo más bonito que tengo. Bueno, ERA. Ya no tengo ni eso... Son largas, son delgadas, y bueno, tenía la puta celulitis en el culo y esa que baja un pelín debajo del culo, pero nada más. Pero jamás, en la vida (excepto ahora que estuve gorda por primera vez en mi vida) he dejado yo de llevar microfaldas, shorts o similares; ninguna de mis faldas mide más de... ¿40 cms? Bueno, tengo alguna larga, vamos; pero me entendéis lo que quiero decir, ¿no? Pues eso. Y resulta que ahora, esta tarde mismamente, he visto algo horrible. Hubo un momento en el que, en determinada postura, me ví una serie de huequecillos pequeños, pero en gran cantidad (quiero decir celulitis), en la zona que está justo por encima de la rodilla, de lado y hacia la parte de atrás de las piernas.


Yo JAMAS en toda la vida, NI ESTANDO OBESA, había visto eso nunca (y sí, yo soy de las que se mira en las posturas más raras, sí). JAMAS, hasta hoy. Me he venido abajo y me he desmoralizado, porque estaba calculando esta semana pa' coger moreno y este finde al fin sacar del armario los millones de shorts y faldas que tengo. Y no va a poder ser, porque así no salgo a la calle ni que me paguen por ello (bueno, dependiendo de la cantidad de que hablemos, lo mismo sí, pero ese es otro asunto).


Yo sé porqué me está sucediendo eso, y sé cómo se vá a quitar. Si no, no sé de qué hubiera sido capaz hoy (no exagero). Lo que no tengo ni idea es de cuánto tiempo me tome remediarlo... A ver, es muy simple: debajo de la piel está la grasa, y por debajo de ésta, el músculo. Mis músculos se están atrofiando (están creciendo) por las pesas y empujan (por así decirlo), la grasa contra la piel, y ¡zas!, efecto mariposa. No, no, efecto piel naranjosa, mejor dicho. Se quita bajando un poco más de peso con una dieta cero grasas y cero carbos, y haciendo mucho cardio, porque la grasa localizada no se quema de forma localizada, sino general.


Desde hoy , tengo una nueva meta (pero no se lo digáis a nadie): 55 kilos. Cambio las pesas a dos veces por semana, y el cardio a todos los días. No sé cuándo volveré a comer normal. Si con todo esto no se desaparecen los huecos malditos, pues me desaparezco yo.

Ya os iré contando. ojalá suceda lo primero.

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    Si hija si, 7......bueno ahora 6 e igual 5 XD es que me centre mas en el curso de pediatria y no pude con lo demas...pero bueno a ver como me va. Muchas gracias^^


    Y estas...vamos!! yo si que t daria dos tortas!! (tb con cariño jaja) pero por dios siiendo madre de dos criaturas, midiendo lo que mides pesando lo que pesas, te quejas? para matarte!!

    Deja de hacer posturitas y llorar que eso no remedia nada, manten la linea y si quieres estar mas fibrada adelante PERO CON CABEZA!! que no eres una adolescente para hacer cierto tipo de tonterias....hay que dar ejemplo.

    Y animateme, es una orden ¬¬ jajajaja

    un besazo :)

Post a Comment



Mi Proceso